En junio, como parte del proyecto cultural «La memoria perdida», Amanecer 31 dio comienzo a una nueva investigación que tiene por protagonista al aguileño Ginés Salas Serrano. Con la finalidad de acercar su historia a un amplio público, en la página web de la asociación se publicarán una serie de artículos en los que se irá desentrañando las claves que permiten recomponer su vida. Hace unas semanas, se inició esta sección con una primera entrega (https://www.amanecer31.org/post/tras-la-huella-de-gin%C3%A9s-salas-serrano-i-presentaci%C3%B3n-de-la-investigaci%C3%B3n).
Pero, ¿por qué estudiar a Ginés Salas Serrano? Esta es la primera pregunta que cualquiera podría hacerse.
Al finalizar la guerra de España (1936-1939), el nuevo régimen presidido por el general Francisco Franco declaró a los partidarios del sistema anterior, la Segunda República, como enemigos del país. Sindicalistas, militantes de izquierdas, cargos públicos, combatientes en el ejército republicano, maestros, funcionarios y, muy especialmente, comunistas y masones fueron perseguidos, encarcelados, despojados de sus bienes o trabajos y, en el más dramático de los casos, asesinados. Para procesar a dos de los grupos anteriormente mencionados, el franquismo creó un organismo judicial específico: el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.
El municipio murciano de Águilas contó desde finales del siglo XIX con una destacada presencia de la masonería. En 1926, en plena dictadura de Primo de Rivera, los masones aguileños habían conseguido reorganizar una nueva comunidad que jugaría un importante papel en la vida social, cultural y política de los años 30. El atrevimiento de estas decenas de personas a rebelarse contra el dogma del catolicismo y la obediencia moral a la Iglesia sería castigado con la cárcel y el exilio por el nuevo centro de poder de la vida pública: la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS).
Entre los masones aguileños que fueron represaliados por la dictadura destaca el nombre de Ginés Salas Serrano. Es aquí donde su historia cobra especial importancia. Por su vinculación a la masonería y su adhesión a la Segunda República, como fiel defensor del centrista Alejandro Lerroux, Ginés fue denunciado ante las autoridades falangistas y procesado por el fatídico Tribunal anteriormente comentado. ¿Su delito? Vivir en libertad de acuerdo a su propio pensamiento.
En 1939, concluida la «guerra de los mil días», comenzaba el calvario por el que Ginés, conocido popularmente como «Neso», pasaría durante el resto de su vida. Perseguido por la dictadura, fue encarcelado y ni siquiera su liberación puso fin a su sufrimiento. Señalado como «persona de baja moral y alta peligrosidad», terminó sus días en el más absoluto anonimato.
La recuperación de su testimonio supone una aproximación a aquella España que pudo ser, pero que finalmente no fue.
- Alejandro Lerroux durante un mitin del Partido Republicano Radical en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid, 21/12/1932).
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